Acabo de llegar de una nueva sesión de grabación, la segunda. Todavía no estamos grabando cosas definitivas, estamos en el proceso de hacer demos para ir viendo lo que queremos hacer, sobre todo con las canciones menos arregladas, las más nuevas, pues muchas de ellas ya tienen arreglos de violonchelo, guitarra eléctrica, flauta... El otro día hicimos una demo preciosa de Con naturalidad, hoy hemos comenzado a trabajar con El desierto de espejos.
El desierto de espejos es una canción muy especial, una canción medicinal. Alguien a quien quiero mucho empezó a encontrarse muy mal del alma, y yo me quedé paralizado, sin saber qué hacer. Se me ocurrió, ante mi impotencia, hacer una canción que dijera las cosas que creía que podrían ayudar a esta persona tan querida, para que se repitieran en su cabeza y las acabara convirtiendo en suyas.
El verano pasado me vi a mí mismo prestando mucha atención a la letra mientras la ensayaba una y otra vez. Siempre en verano una insistente nada me envuelve, y la canción me dio luz. De modo que la considero una canción curativa.
En la demo que hemos hecho hoy han aparecido cosas bonitas, un minutero, un corazón latiendo, un diccionario... Como haremos con todas, la dejaremos ahí medio vestida, para volver a ella más adelante, cuando tengamos una idea global más completa del disco.
Os dejo un vídeo de hace un par de años, la toqué en la sala Alquimista con Maite Cabero al acordeón.
Esa canción late y respira, balsámica.
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